Pérdida de peso: Impacto del estrés sobre el peso
El peso aumenta a lo largo de nuestra vida: 1,5 kg cada cuatro años (o sea un aumento de 2,4 % sobre el peso total), con unos extremos que van de – 1,8 a + 5,6 kg y un aumento medio de 7,6 kg en 20 años.
Entre los factores que favorecen el aumento de peso a lo largo del tiempo, encontramos el consumo de alcohol (+ 185 g en 4 años desde 1 vaso/día), el abandono del tabaco (+ 2,3 kg), el tiempo que se pasa delante del televisor (150 g en cuatro años desde 1 h/día) y el estrés, con su impacto sobre la calidad del sueño (menos de seis o más de ocho horas de sueño/noche).
¿Cómo influye del estrés sobre el peso?
Una situación de estrés puede definirse como una perturbación del equilibrio normal del organismo causada por una angustia crónica, una enfermedad crónica, un exceso de ejercicio, un modo de vida alterado, un shock emocional… Se produce entonces un fuerte aumento en el nivel de hormonas responsables del estrés: cortisol, insulina, adrenalina.
El organismo usa de las reservas de grasa para enviarlas hacia los músculos, donde serán transformadas en energía para permitir una acción de huida o de ataque. Sin embargo, esta respuesta no se adecúa al estrés moderno, ¡puesto que ya no necesitamos huir! La grasa liberada en el sistema sanguíneo ya no puede ser utilizada por el organismo y va a ser almacenada de nuevo en los tejidos de la región abdominal.
Las importantes cantidades de cortisol liberadas como respuesta al estrés son pues un factor de predisposición al aumento de peso. También hay que considerar que, en las situaciones de estrés, el apetito puede aumentar en ciertas personas. El aumento de peso se deberá entonces a la activación del neuropéptido Y en el cerebro, que se acompaña de un almacenamiento de grasa.
La falta de sueño inducida por el estrés tiene también como consecuencia un aumento de la adiposidad. Las personas que duermen cinco horas por noche muestran un nivel de adiposidad más elevado (40% en hombres y 25% en mujeres) que los sujetos que duermen ocho.
Esto se explica por la alteración hormonal del nivel de leptina: la gente que duerme poco presenta un nivel de leptina más bajo, cuando la leptina es una hormona secretada por el tejido adiposo, que estimula el gasto energético y disminuye el hambre.
Controlar el estrés por medio de un sueño suficiente, la práctica regular de un ejercicio físico o una práctica de relajación constituye una de las etapas fundamentales para empezar a perder peso.
¡Luego quedará asociarlo a un buen control de los aportes calóricos! Fuente : Mozaffarian D, y al. N Engl J Med 2011;364:2392-404